jueves, 5 de diciembre de 2013

La cultura gitana (3ªparte)



  El desempleo
 
   

     La pobreza y la ignorancia, catalizadas por la marginación social, producen un precipitado amargo del cual se derivan muchos otros problemas, entre ellos el del desempleo.
     Todos estos problemas se alimentan unos de los otros formando un círculo vicioso del cual es muy difícil salir. La situación es tan compleja que la única forma de analizarla adecuadamente es separando cuidadosamente todos los elementos.
     El problema del desempleo tiene que ser atacado en dos frentes: El de afuera, los obstáculos creados por la sociedad mayoritaria, y el de adentro, los creados por los propios gitanos.
     Estos últimos ni son tantos ni tan difíciles de resolver como nosotros mismos creemos. Sin embargo se usan más como excusa (por los racistas de turno) que aquellos más serios y permanentes creados por la sociedad dominante.
     El gitano marginado no está acostumbrado a trabajar en una fábrica con un horario rígido y teniendo que cumplir órdenes a cada momento. En este sentido, más individualista no se puede ser. Es una de esas contradicciones difíciles de explicar en la
cultura gitana.
     El gitano prefiere ser su propio jefe; tener su propio negocio, aunque ello signifique el sacrificar cierto bienestar económico o seguridad económica. Por un lado carece de la ambición del individualista; por el otro lado desea la independencia que precisamente ofrece el individualismo en su sentido más puro. Pero no es el momento oportuno para investigar más profundamente estas contradicciones. Nos interesa más, en este momento, el buscar soluciones a este grave problema del desempleo en la población
marginada del gitano.
     Y a pesar de esta actitud inicial de independencia que el gitano desea con respecto a cómo ganarse la vida, puede cambiarse si existen motivaciones más atractivas que las condiciones encontradas en una fábrica, por ejemplo.
     Habrá, sin dudas, algunos gitanos dispuestos a ser esclavos de un reloj y de una máquina, y a estos no se les debe de quitar ese derecho de trabajar en esas condiciones si así lo desean. Pero ¿por qué tenemos que mirar a puestos de trabajos que van en contra de la misma gitanidad, alma y espíritu del gitano?
     Si un gitano puede aprender el funcionamiento de una máquina moderna, también puede aprender el funcionamiento de una máquina fotográfica, por ejemplo.
     Hay oficios que sin ser tradicionalmente gitanos,  tienen algo común con la forma de ser del gitano. Un fotógrafo de bodas, bautizos y comuniones no tiene que adherirse a horas rígidas y rutinarias. Trabajar por su cuenta y en un trabajo donde hay cierta creatividad, son dos condiciones muy bien vistas por la mayoría de los gitanos.
     Esta sería una forma de integrar laboralmente al gitano marginado.
     Cuando las asociaciones gitanas diseñen talleres o cursos profesionales para ciertos grupos de gitanos, deberían de tener en cuenta estos factores. Cualquier trabajo de cara al público es preferible a uno rutinario, monótono, aburrido, poniendo ladrillos o apretando tornillos en una fábrica.
     Pero aún así, sean entrenados para carpinteros o vendedores o representantes de productos, no basta con decirles: ya eres carpintero. ¡A trabajar!
     El gitano no está acostumbrado a entrar en una oficina de personal y pedir trabajo. En sociedades circulares los miembros se ayudan unos a otros. Los trabajos se buscan a través de recomendaciones. Los miembros no saben de papeleo, de solicitudes, de entrevistas. Esto también hay que meterlo en el currículum.
     Si es posible acompañarlos a la entrevista se les acompaña. Los gitanos no van por los montes solos. Eso solo pasa en las poesías y en las películas baratas. Y no se pueda cambiar en una generación la mentalidad de toda una cultura, muy vieja, de muchos años de hacer las cosas de una forma y de pronto hacerlas de otra.
     Entendamos que a los gitanos no les gusta salir de su ambiente, entrar en el del payo, en oficinas y bancos, solos. Esa ayuda emocional también es necesaria.
     Son muchos detalles como estos los que hay que tener en cuenta a la hora de querer integrar laboralmente a un gitano, especialmente a uno marginado, a un mundo que le es totalmente extraño, que solo ha visto de lejos, al que no está acostumbrado.
    Hacerlo de otra forma es condenarlo al fracaso incluso antes de empezar.
   






                                                                                                           Miguel Mendiola

      

  


No hay comentarios:

Publicar un comentario